En el año 2004, bajo el patrocinio editorial del Ayuntamiento de Moratalla, nacían los Cuadernos de Arte Rupestre. Con una periodicidad anual, los objetivos propuestos con la creación de esta revista eran variados. Por una parte, contar con un órgano de expresión del futuro Centro de Arte Rupestre para, sin tener un carácter localista, convertirse en un foro abierto a toda la comunidad científica especializada en el tema. Por otro, la puesta en marcha de esta publicación permitiría contar con un instrumento de intercambio científico y bibliográfico con otras instituciones nacionales y extranjeras dedicadas al estudio del arte rupestre. Consecuencia de ello, el Centro podría contar con una biblioteca especializada, cuya existencia, incomprensiblemente, no se contemplaba en el proyecto inicial del mismo.
La ilusión con la que trabajamos sirvió para superar las limitaciones que imponían los pocos recursos con que contábamos. En el año 2008 salía a la luz, puntualmente, el número 4 de los Cuadernos de Arte Rupestre. Para entonces, con tan sólo cuatro números editados, la revista ya se había hecho un hueco en el panorama de las publicaciones especializadas españolas; había servido para formalizar relaciones institucionales con más de 125 organismos nacionales y extranjeros dedicados a la investigación del Arte Rupestre y de la Prehistoria; e, importante también, la biblioteca era ya una realidad, engrosando sus fondos con una media de 350 volúmenes anuales.
La inauguración del Centro de Arte Rupestre y la asunción de su gestión por parte de la, por entonces, Dirección General de Cultura conllevó a una serie de cambios. La nueva situación hacía que la gestión de la revista que hasta ese momento era editada por el Ayuntamiento de Moratalla, también fuera asumida por la Dirección General. Si bien hay que decir que en todo momento el trato que recibimos quienes hasta ese momento habíamos dirigido la revista fue muy correcto, a nosotros nos pareció que lo más coherente y apropiado era que quien entrara a dirigir el Centro tuviera también las manos libres a la hora de asumir la revista y actuar según sus propios criterios, sin atadura alguna. Por ello renunciamos voluntariamente a la dirección de la misma.
Han pasado más de dos años desde entonces, y cuando ya debería estar editado el número 6 de los Cuadernos no podemos dejar de preguntarnos qué es lo que sucede. ¿Por qué no se ha editado ningún otro número? Somos conocedores como nadie de las dificultades y esfuerzo que implica la gestión de una revista especializada como Cuadernos, pero en los cuatro años en que estuvimos al frente de su dirección supimos cumplir puntualmente con la responsabilidad que asumimos al crearla y, sobre todo, con el compromiso que aceptamos con todas aquellas instituciones con las que formalizamos relaciones de intercambio científico.
Se hace difícil de entender que en más de dos años no haya vuelto a ser publicada, máxime cuando los recursos, materiales y humanos, de una Dirección General son mucho mayores que aquellos con los que contábamos nosotros. No en vano, no debe ser esta la causa principal por cuanto la propia Dirección General de Bellas Artes ha publicado, de forma sorprendente, el trabajo elaborado hace ¡24 años! sobre el conjunto de El Milano de Mula. También sabemos de la desinteresada intención de algún colega porque los Cuadernos vuelvan a ser editados, aunque sea en formato digital, y recobren el protagonismo alcanzado en su corto pero intenso periodo de vida.
Pero, al margen de iniciativas particulares tan loables como ésta, la situación actual sólo puede ser entendida como fruto de un desinterés que abogue por su desaparición, en una decisión tan desafortunada como incomprensible, o por la incompetencia manifiesta de quien, tras nuestra renuncia, asumiera su dirección.
La ilusión con la que trabajamos sirvió para superar las limitaciones que imponían los pocos recursos con que contábamos. En el año 2008 salía a la luz, puntualmente, el número 4 de los Cuadernos de Arte Rupestre. Para entonces, con tan sólo cuatro números editados, la revista ya se había hecho un hueco en el panorama de las publicaciones especializadas españolas; había servido para formalizar relaciones institucionales con más de 125 organismos nacionales y extranjeros dedicados a la investigación del Arte Rupestre y de la Prehistoria; e, importante también, la biblioteca era ya una realidad, engrosando sus fondos con una media de 350 volúmenes anuales.
La inauguración del Centro de Arte Rupestre y la asunción de su gestión por parte de la, por entonces, Dirección General de Cultura conllevó a una serie de cambios. La nueva situación hacía que la gestión de la revista que hasta ese momento era editada por el Ayuntamiento de Moratalla, también fuera asumida por la Dirección General. Si bien hay que decir que en todo momento el trato que recibimos quienes hasta ese momento habíamos dirigido la revista fue muy correcto, a nosotros nos pareció que lo más coherente y apropiado era que quien entrara a dirigir el Centro tuviera también las manos libres a la hora de asumir la revista y actuar según sus propios criterios, sin atadura alguna. Por ello renunciamos voluntariamente a la dirección de la misma.
Han pasado más de dos años desde entonces, y cuando ya debería estar editado el número 6 de los Cuadernos no podemos dejar de preguntarnos qué es lo que sucede. ¿Por qué no se ha editado ningún otro número? Somos conocedores como nadie de las dificultades y esfuerzo que implica la gestión de una revista especializada como Cuadernos, pero en los cuatro años en que estuvimos al frente de su dirección supimos cumplir puntualmente con la responsabilidad que asumimos al crearla y, sobre todo, con el compromiso que aceptamos con todas aquellas instituciones con las que formalizamos relaciones de intercambio científico.
Se hace difícil de entender que en más de dos años no haya vuelto a ser publicada, máxime cuando los recursos, materiales y humanos, de una Dirección General son mucho mayores que aquellos con los que contábamos nosotros. No en vano, no debe ser esta la causa principal por cuanto la propia Dirección General de Bellas Artes ha publicado, de forma sorprendente, el trabajo elaborado hace ¡24 años! sobre el conjunto de El Milano de Mula. También sabemos de la desinteresada intención de algún colega porque los Cuadernos vuelvan a ser editados, aunque sea en formato digital, y recobren el protagonismo alcanzado en su corto pero intenso periodo de vida.
Pero, al margen de iniciativas particulares tan loables como ésta, la situación actual sólo puede ser entendida como fruto de un desinterés que abogue por su desaparición, en una decisión tan desafortunada como incomprensible, o por la incompetencia manifiesta de quien, tras nuestra renuncia, asumiera su dirección.
Que pena dejar en manos de gente sin ilusión y sin interés el gran trabajo que algunos iniciaron por aquel tiempo.
ResponderEliminarEn fin esperemos que las aguas vuelvan pronto a su cauce...
No queda muy claro, Miguel Ángel, en manos de quién ha quedado la revista ni tampoco el papel que han jugado los políticos. Quizá deberíais asumir nuevamente el control de los "Cuadernos de arte rupestre". En fin...
ResponderEliminarSaludos.