Algunos de los primeros logros artísticos de la humanidad incluyendo las pinturas rupestres, los petroglifos y las misteriosas estructuras megalíticas como Stonehenge,
pudieron haber sido inspirados por el comportamiento de las ondas de
sonido que, entonces, bien podrían haber sido malinterpretadas como sobrenaturales. Esta es la curiosa y particular teoría del arqueólogo Steven J. Waller,
que ha estudiado el arte prehistórico durante las dos últimas décadas y
siente un especial interés por los sonidos y cómo son percibidos en
yacimientos y parajes especiales.
Según explica Waller durante la Reunión de la Sociedad Acústica de América (ASA),
que se celebra estos días en Indianapolis, «la mitología antigua
explicaba los ecos de las bocas de las cuevas como las respuestas de los
espíritus, por lo que nuestros antepasados pudieron haber hecho las
pinturas rupestres en respuesta a estos ecos y su creencia de que los
espíritus habitaban esos lugares rocosos, como cuevas o barrancos».
Así como el reflejo de la luz nos da la ilusión de vernos a
nosotros mismos duplicados en un espejo, el eco en una cueva puede
resultar «en una ilusión auditiva de que alguien nos contesta desde
dentro», dice Waller.
Dioses con pezuñas
El eco de las palmas puede sonar de manera similar a los golpes de las pezuñas,
mientras que varios ecos dentro de una caverna pueden desdibujarse
juntos en una reverberación atronadora que imita el sonido de un rebaño de animales ungulados en estampida.
«Muchas culturas antiguas atribuyen los truenos en el cielo
a los 'dioses del trueno con pezuñas', así que tiene sentido que la
reverberación dentro de las cuevas fuera interpretada como un trueno y
las pinturas de esos mismos dioses ungulados inspiraran las paredes de
la cuevas», dice el arqueólogo. «Esta teoría es apoyada por las
mediciones acústicas, que muestran la correspondencia estadísticamente
significativa entre los sitios de arte rupestre y los lugares con la
reflexión del sonido más fuerte».
El misterio de Stonehenge
Otras características acústicas también pueden haber sido
mal interpretadas por las antiguas culturas que desconocían la teoría de
las ondas de sonido. Waller cree que lo mismo ocurre en el círculo de piedras de Stonehenge. A su juicio, la construcción podría responder a un efecto sonoro conocido como «interferencia acústica», que
sucede cuando dos fuentes de sonido, como unas flautas, tocan la misma
nota al mismo tiempo desde lugares distintos. A medida que el receptor
de ese sonido se mueve, las ondas de sonido, en lugar de alinearse para
elevar el volumen del sonido, rebotan entre sí y crean un efecto
distinto, en el que se amortiguan la una a la otra. En ese momento, se
hace el silencio pese a estar sonando ambas a la vez. La impresión final
es que alrededor de la fuente del sonido hay «un anillo de grandes objetos invisibles bloqueándolo», una estructura «similar» a la que tiene Stonehenge.
Para demostrar esta teoría, Waller se llevó a varios
voluntarios al campo, situó una fuente de sonido en el centro y les hizo
caminar en torno a ella con los ojos vendados, pidiéndoles después que
dibujaran la ilusión auditiva que habían experimentado. Hicieron dibujos
muy similares al Stonehenge. «Mi teoría de que patrones de
interferencias acústicas sirvieron como modelos para muchos círculos
megalíticos de piedra se sostiene en antiguas leyendas de dos gaiteros
mágicos que atraían a las doncellas para bailar en un círculo y las
convertían en piedras», señala.
Según el investigador, su estudio demuestra que los
fenómenos acústicos eran culturalmente significativos para los primeros
seres humanos, por lo que los paisajes sonoros naturales de los sitios
arqueológicos deben ser preservados en su estado natural para su
posterior estudio y una mayor apreciación.
«Incluso hoy en día, la información sensorial se puede
utilizar para manipular la percepción y dar lugar a ilusiones
inconsistentes con la realidad científica, que podrían tener
aplicaciones prácticas interesantes para la realidad virtual y los
efectos especiales en los medios de entretenimiento», dice Walter.
La historia de la humanidad está llena de tales interpretaciones erróneas,
como la ilusión visual de que el Sol se mueve alrededor de la Tierra.
«El sonido, que es invisible y tiene propiedades complejas, puede
conducir fácilmente a las ilusiones auditivas de lo sobrenatural»,
apunta el investigador. Quizás hoy en día también estemos
malinterpretando otros fenómenos.
Fuente: abc.es
Fotografía: S. Walle
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