El Centro de Arte Rupestre de Moratalla, una oportunidad... ¿perdida?


En mayo de 2007 se inauguraba oficialmente el Centro de Arte Rupestre Casa de Cristo, en Moratalla. Este acto venía a ser la culminación de un trabajo conjunto por parte de diversas administraciones, si bien, por encima de todo, venía a ser la creación de un centro que estaba llamado a ser el punto neurálgico para la investigación y la difusión del arte rupestre regional, Patrimonio Mundial desde 1998.
Han pasado dos años y, lamentablemente, las expectativas creadas entonces han quedado, en nuestra opinión, altamente defraudadas.
En su faceta como centro de divulgación, la labor realizada ha sido muy escasa, prácticamente nula. El Centro ha carecido de una promoción mínimamente acorde con los fines perseguidos en un principio, como se desprendería de la propia cifra de visitantes que, estimada de forma generosa en unos 15.000 en el tiempo que lleva abierto, sólo puede ser catalogada de paupérrima. Dejando al margen instituciones como el Museo Nacional de Altamira o el Museo de la Valltorta, que por sus características están un escalón por encima del centro moratallero, sí resulta llamativo que otros enclaves similares a éste, como puedan ser los de Colungo, en el Parque del Río Vero (Huesca), el de Ariño, en el Parque del Río Martín, o el Parque de la Prehistoria de Teverga, cuadrupliquen esa cifra. De hecho, este último abrió sus puertas también en mayo de 2007 y, a pesar de estar condicionado por una mayor estacionalidad que el centro de Moratalla, ha superado los 90.000 visitantes desde entonces, 50.000 sólo el primer año (La Nueva España, 12/III/08; 26/III/09).
La celebración de una de las eliminatorias del Campeonato Europeo de Tiro con Arco y Propulsor Prehistóricos, o la realización durante una decena de sábados al año de talleres para familias no son bagaje suficiente para cubrir esta faceta del Centro en favor de la divulgación en amplios sectores de la sociedad. Sin duda, son actividades atractivas, pero la promoción del propio Centro, que en definitiva es la promoción del arte rupestre y, con ello, de la educación a favor de su protección, no puede descansar en acciones tan puntuales como éstas. El Centro debe estar presente de modo más continuado en la sociedad. Posibilidades para ello tiene de sobra, aunque es posible que carezca de una dirección adecuada y competente para ello, ya que aceptamos también, quizás de forma un tanto magnánima, que sí hay un interés político por hacerlo.
Si nos acercamos al ámbito científico del Centro, la situación no ilusiona más. No obstante, hemos de reconocer que la labor no es fácil ya que parte de una herencia muy rica y diversa, realizada desde el Ayuntamiento de Moratalla en años precedentes (de 2004 a 2007), al amparo del proyecto de creación del propio Centro. Así, se acometieron labores de limpieza y conservación en varios yacimientos (Cañaica del Calar II, Fuente del Sabuco I y II); se editó material bibliográfico del arte rupestre del municipio; se convocaron dos ediciones del Concurso Nacional de Artes Plásticas Rupestria; se organizó una exposición itinerante sobre el arte rupestre regional; se efectuaron trabajos de prospección arqueológica que permitieron el descubrimiento de cinco nuevos yacimientos con arte rupestre; en colaboración con la Universidad de Murcia, se celebraron cuatro ediciones de un curso de verano dedicado al arte rupestre; y se acometió un ambicioso proyecto editorial como era la edición de una revista especializada en arte rupestre, Cuadernos de Arte Rupestre, que con tan sólo cuatro números, ya se ha convertido en un referente sobre el tema a nivel nacional e internacional. Al mismo tiempo, la edición de la revista ha permitido formalizar intercambio científico con más de 100 instituciones mundiales dedicadas al estudio de la Prehistoria y del Arte Rupestre, y la creación de una biblioteca especializada sobre el tema, biblioteca de la que carecía el proyecto original del Centro.
Reconocemos que superar esta labor no es tarea sencilla. Mientras el Centro se consolidaba se hizo un importante esfuerzo para que éste arrancara con unos cimientos sólidos que, lejos de consolidarse, hoy parecen destruidos o abandonados. En el tiempo que lleva abierto se podrían haber tomado algunas iniciativas, además de haber fortalecido las ya existentes. Es cierto que en fechas recientes se convocó, en colaboración con la Universidad de Murcia, un Congreso Nacional de Arte Rupestre Levantino que, afectado posiblemente por factores muy diversos, no respondió a los ambiciosos objetivos perseguidos. Muestra de ello es el pobre número de comunicaciones presentadas, apenas 14, tres de las cuales eran de un mismo autor. Quizás no era el momento adecuado ya que hacía apenas unos pocos años (en 2004) que se habían celebrado sendos congresos de arte rupestre en Los Vélez y en Alicante, y que para un mes después había convocado otro congreso bastante más elaborado en Valencia, o tal vez no se supo promocionar adecuadamente. Sea como fuere, los resultados no fueron los que se presuponen para un congreso “nacional”. Es más, los propios cursos de verano organizados entre 2004 y 2007 en Moratalla llegaron a reunir a un mayor número de especialistas sobre la materia.
Hace unos días se anunciaba también la edición del número 5 de Cuadernos de Arte Rupestre y Prehistoria, que recogerá las actas del citado congreso, así como del que está llamado a ser el catálogo del Arte Rupestre de la Región de Murcia (EuropaPress, 27/III/09). Bienvenidos sean ambos. De este último, aunque llegue cuatro años más tarde de lo previsto, solo cabe esperar que haya mejorado notablemente la calidad de un borrador que tuvimos ocasión de leer en su día.
Sin embargo, con ser ello importante, no es lo máximo. El Centro, si de verdad quiere ser una apuesta decidida por la investigación, como han declarado en repetidas ocasiones los responsables políticos (p. ej. La Verdad, 8/IX/08; Europa Press, 27/III/09) debe tener un proyecto de trabajo claro, dotado de los recursos materiales y humanos que permitan su desarrollo. Todo lo que no sea esto es menguar las capacidades del propio Centro
Es necesario que el Centro esté representado convenientemente en organismos e instituciones nacionales e internacionales, a la vez que resulta sangrante que la Comunidad Autónoma de Murcia sea la única de todo el Arco Mediterráneo que no pertenezca al proyecto europeo de la Red Europea de Primeros Pobladores y Arte Rupestre Prehistórico, aún a pesar de que varios han sido los momentos en los que podría haber formalizado su incorporación al mismo, momentos que sí han sido aprovechados por otras comunidades como Extremadura (regiondigital.com, 2/III/07).
Somos de los convencidos de que declaraciones formales como la de Patrimonio Mundial concedida en 1998 no se traduce en grandes cambios, salvo en las inevitables y buscadas fotos promocionales o en la puesta en marcha de una labor administrativa tendente a mantener actualizado el inventario de yacimientos. Todo lo demás, investigación, divulgación y conservación, implica arrojo por parte de los responsables políticos para desarrollarlos, y también capacidad y voluntad de trabajo por parte de los técnicos.
La impresión que transmite la situación actual del Centro es que, a pesar de estar integrado en el Sistema Regional de Museos, y de haber asumido la ostentosa denominación de Centro de Estudios de Prehistoria y Arte Rupestre, no hay un marcado interés para que el mismo desarrolle todas sus potencialidades. En caso contrario deberíamos admitir que la actual dirección del mismo, si es que la hay, se caracteriza por una palpable y notoria incompetencia. Valga como muestra el dato, en modo alguno anecdótico, de que en diciembre, en vísperas del periodo de las fiestas navideñas, se averió el sistema de calefacción y en lugar de arreglarlo se cerró el Centro durante ese tiempo en que potencialmente hubiera podido recibir un mayor número de visitas. Si esta decisión no tiene justificación posible, aún más lamentable es que el 21 de marzo el sistema de calefacción todavía continuara averiado. O que todavía persistan las goteras que ya estaban presentes el mismo día de su inauguración en mayo de 2007. Eso revela, cuanto menos, dejadez y desinterés. También podríamos comentar la necesidad de racionalizar los recursos humanos con que actualmente cuenta el Centro, a todas luces desproporcionados con relación a las necesidades reales y a la oferta actual del mismo. Cosa distinta sería si desde el propio Centro se ofertase y dirigiese la visita in situ a los yacimientos, cosa que inexplicablemente ahora no se hace, que se desarrollase una gestión adecuada de la biblioteca o que se organizasen actividades divulgativas en espacios ajenos al propio Centro con vistas a la promoción del arte rupestre, sobre todo en el ámbito escolar.
Siempre hemos mostrado cierto recelo a que el Centro estuviera integrado en el Sistema Regional de Museos, dependiente directamente, por tanto, de la Dirección General de Bellas Artes, ya que ello podría llegar a ser contraproducente para el mismo, lo que no deja de ser algo paradójico. Por el contrario, una gestión más cercana desde Moratalla hubiera reportado, quizás, unos resultados más positivos hacia los fines marcados para el mismo. Seguramente, la capacidad económica del Ayto. de Moratalla se ve sobrepasada por las necesidades del Centro, pero no es menos cierto que hay formulas con las que se hubiera podido solventar este problema.
En cualquier caso, aún no es tarde. Sólo cabe esperar que dentro de un tiempo podamos decir que la creación del Centro de Arte Rupestre no ha sido una oportunidad perdida, aunque para ello se nos antojan como cimientos fundamentales que el mismo cuente con una dirección cualificada, que participe directamente de sus necesidades; que tenga un modelo de gestión claro, en el que el personal esté organizado de acuerdo con las necesidades reales y en el que cada uno sepa cuales son sus funciones; que haya un discurso museográfico que supere los muros del propio Centro y en el que las visitas a los yacimientos se conviertan en uno de los ejes de actuación prioritarios, dada su repercusión en la difusión y, con ello, en la conservación del propio arte rupestre; que se cuente con un programa racional de actividades, en el que la línea prioritaria sea la difusión en amplios sectores de la población; y, dentro del ámbito estrictamente científico, que exista un programa de investigación, con la integración del Centro en los organismos nacionales e internacionales con los que comparte ámbito de estudio, en el que se consoliden e incentiven las publicaciones, en donde se potencie la biblioteca como uno de los pilares de la propia investigación, y en el que se favorezca el intercambio de experiencias con investigadores nacionales y extranjeros como base de eventuales labores de cooperación.
En esta línea debería ir el futuro del Centro si no quiere quedar como un ente vacío, sin razón de ser.

1 comentario:

  1. Pepe Cámara15/5/09

    Un blog muy interesante.
    Aunque soy un profano en esto del arte rupestre, he visitado en dos ocasiones el Centro de Arte Rupestre de Moratalla y estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios. Apenas recibe visitas, parece que no haya una dirección interesada en su promoción y en cuanto a los políticos creo que eres muy magnánimo al pensar que sí tienen interés por el Centro. Por no hablar de las visitas guiadas a los abrigos. Ni existen.
    Un saludo.

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