El arqueólogo leonés Feliciano Cadierno
ha descubierto dos pequeños santuarios de arte prehistórico en San Pedro
Mallo (Toreno). Son abrigos rocosos de poca profundidad que albergan
pinturas rupestres hasta ahora inéditas. Aunque estos enclaves eran
conocidos por los vecinos, ha sido Cadierno, investigador de la
Universidad de Valencia, quien ha reparado en las pinturas por primera
vez con ‘ojos científicos’. Algunos de los dibujos esquemáticos
prácticamente sólo se aprecian con nitidez utilizando técnicas
fotográficas, pero poseen un enorme atractivo histórico y artístico.
Cadierno, que lleva años ‘peinando’ la provincia para documentar su
tesis doctoral sobre arte rupestre en León, ha encontrado en una cavidad
de Castrocontrigo un extraño antropomorfo con cuernos; una figura de
unos cuatro centímetros. Una pintura tan rara que llamó la atención de
los especialistas reunidos en el último congreso de arte rupestre
celebrado en agosto en Nerja cuando se la mostró Cadierno. Muy cerca de
esta pintura localizó también un nuevo petroglifo.
Pero hay más hallazgos insólitos. En un enclave que sólo está
documentado en la carta arqueológica de la Diputación —pero no en la de
la Junta—, en la cueva denominada Boudela (Fabero), ha localizado
pinturas rupestres, probablemente de 5.000 años antes de Cristo (Edad
del Bronce). Lo llamativo es que están hechas con una técnica «muy
inusual», explica el arqueólogo leonés. Una de ellas representa a un
ídolo oculado realizado con 120 puntos, al estilo puntillista del siglo
XIX (salvando las distancias). Además, hay bitriangulares, es decir,
pinturas esquemáticas de hombres hechas con dos trazos cruzados, como un
aspa.
En el yacimiento de Peña Piñera (Sésamo), donde había catalogadas
hasta ahora 351 pinturas esquemáticas, Cadierno ha identificado otras
149. La mayoría son figuras antropomorfas, alguna en posición orante,
varios zoomorfos y dos soliformes (dibujos solares), uno de ellos de
sólo dos centímetros ,«pero muy bonito»; el otro, de nueve centímetros,
«está muy mal conservado». Y es que muchas de estas pinturas se
encuentran prácticamente a la intemperie. Cadierno ya sorprendió con sus
hallazgos en las Jornadas de Jóvenes Investigadores del Valle del
Duero, que se celebraron hace dos años en el Museo de León, con las
nuevas pinturas que descubrió en la citada cueva de Sésamo, «el tercer
abrigo de arte rupestre más grande de la Comunidad». Con paciencia y
cientos de fotografías, el investigador leonés ha conseguido incrementar
notablemente el catálogo de arte rupestre en este abrigo rocoso.
Cadierno volverá a rastrear la provincia en primavera en busca de arte
primitivo, con el fin de detectar el mayor número de pinturas rupestres
antes de que desaparezcan.
Fuente: diariodeleon.es
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