Un arqueólogo a pie de campo

El pasado 30 de octubre falleció en Zaragoza, víctima de un cáncer de pulmón, el arqueólogo e historiador barcelonés Vicente Baldellou Martínez, quien dirigió durante cuarenta años el Museo Arqueológico de Huesca. Pese a la labor vertebral de difusión y promoción de esta disciplina que realizó en esa institución, Baldellou se consideró siempre un arqueólogo de campo, de brocha y cuaderno, siempre al pie de las prospecciones. A lo largo de esos cuarenta años en activo dirigió y abrió numerosas excavaciones, la mayoría de ellas en la provincia de Huesca, en las que llevó a cabo importantes hallazgos como el de las pinturas rupestres del río Vero o el yacimiento neolítico de la cueva de Chaves.
En el primero de los casos, el gran valor, la singularidad y la abundancia de pinturas halladas en los abrigos rupestres del cañón del Río Vero, en el parque natural de la Sierra de Guara, hicieron que toda esta zona fuera declarada parque cultural en el año 2001.
Ya en las décadas de los setenta y ochenta, Baldellou, que era miembro del Institut d'Arqueologia i Prehistòria de la Universitat de Barcelona, acometió la exploración definitiva de todas las cuevas, covachos y abrigos que se abrían en las paredes de roca que bordeaban el río Vero, muchas veces usando técnicas montañeras.
Fruto de aquellas prospecciones salieron a la luz estaciones arqueológicas como Arpan, Regacens, Mallata, Trucho, Chimiachas, Barfaluy y otras.
Entre las joyas descubiertas en ellas destacan las huellas de manos en negativo en la cueva del Trucho, la única que alberga arte paleolítico y donde se encontraron restos de una estructura de hogar de ese periodo.
Otra escena única en el mundo es la de la caza de un ciervo por 37 personas, algunas portando arcos, que se encuentra en la cueva de Muriecho.
Vicente Baldellou confesó en aquella época: "Cuando el Museo de Huesca decidió el inicio de las prospecciones en los cañones del Río Vero, no podía imaginar que, años después, hablaríamos de uno de los conjuntos de arte rupestre más importantes. Es absolutamente excepcional que haya más de sesenta estaciones pintadas en un territorio geográfico tan limitado, donde coexisten los tres tipos de arte prehistórico que se conocen en la península Ibérica. Es como si se hubiera celebrado un encuentro de artistas venidos de diferentes lugares y se hubieran puesto a pintar como locos".
En cuanto al yacimiento del neolítico de la cueva de Chaves, en el despoblado de Bastarás (Huesca), al que Baldellou dedicó su investigación entre 1984 al 2000, fue prácticamente destruido en el 2007 durante las obras de acondicionamiento de unas pistas realizadas por los dueños del coto de caza de aquella zona. Se retiraron más de mil metros cúbicos de restos arqueológicos y el tema está en los tribunales al haber sido denunciado por el Gobierno de Aragón y varias asociaciones conservacionistas. El juez instructor ve en su auto un presunto delito contra el patrimonio histórico.
Pese a que Baldellou y su equipo sólo habían podido excavar una pequeña parte del yacimiento, en la cueva de Chaves llegaron a encontrar un enterramiento de más de 6.000 años de antigüedad, diferentes elementos de industria lítica y unos cantos rodados pintados, únicos en su género.
El arqueólogo fallecido fue, además, autor de numerosas publicaciones. Además de dirigir la revista Bolskan de arqueología, del Instituto de Estudios Altoaragoneses, publicó cientos de libros, monografías, artículos y trabajos especializados. Entre ellos, una Prehistoria de la provincia de Huesca, El neolítico altoaragonés, Excavaciones en la cueva de Chaves, El poblamiento prehistórico en el Alto Aragón, El monumento ibérico de Binéfar, La dimisión de los museos, El neolítico antiguo valenciano en el marco del Mediterráneo occidental, El neolítico del Alto Aragón, Los abrigos pintados del río Vero, Catálogo de Aragón, La fuente del Trucho, Algunas consideraciones sobre el arte rupestre en Castellón, o El arte rupestre en Aragón.
 
Fuente: lavanguardia.com

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